Repercusiones psicológicas de esta horrible crisis económica

Vivimos inmersos en una crisis económica sin precedentes.

Las políticas económicas existentes y la falta de trabajo asfixian a miles de familias españolas que han pasado de la noche a la mañana de ser familias "propietarias" de una vivienda a ser familias morosas debido a la falta de ingresos para poder sufragar sus deudas.

Y como consecuencia más directa de ello, el deshaucio de sus hogares.










Cualquier economista o jurista podría justificarnos el sentido de los desahucios llevados a cabo por los bancos y cajas de ahorro y su argumentación legal. Y tendría razón. Pero cuando la desesperanza se arroja al vacío porque lo único que le queda que perder es la vida, ya son palabras mayores.
Ante estos hechos, sobra la teoría y argumentación jurídico-legal. Es momento de apelar a la responsabilidad y actuar bajo criterios de economía social.

A través de los medios de comunicación, nos podemos hacer una vaga idea de cómo esta situación que estamos viviendo puede llegar a afectar psicológicamente a las personas. Muestra de ello, y como signo más preocupante y directo ha sido el suicidio de cuatro personas y el intento fallido de una quinta. Meras estadísticas que sirven para engordar la lista de la tercera causa de muerte en nuestro país (por encima incluso de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer), pero de suma importancia para poner el foco de nuestra atención en ellas y pararnos a reflexionar en lo que la combinación de desesperanza, angustia e indignación pueden llegar a hacer en una persona y el convencimiento moral de abanderar una causa que puede tener efectos sociales impredecibles.

Aunque si bien es cierto que la repercusión de estas noticias en los medios de comunicación puede ser eficaz en términos de reflexión y presión política, económica y social, me pregunto sobre las consecuencias negativas de ello.
En numerosos estudios, se ha comprobado que las noticias sobre suicidios (al igual que sobre "casos" de violencia de género) pueden actuar de efecto de llamada e inducir a intentos autolíticos en personas susceptibles.

Nacemos inmersos en una sociedad en la que se espera de nosotros que después de una educación (mínimo una educación básica u obligatoria) salgamos al mercado laborar y trabajemos. Esta expectativa se ve reforzada a nivel familiar, social y cultural. Trabajar nos dotará de un poder adquisitivo y un estatus social que además permitirá nuestro desarrollo personal, mejorando nuestra autoestima y autoconcepto. 
 
 

Además nuestra sociedad también enfatiza la importancia de adquirir una vivienda como signo de desarrollo personal (adquirir bienes inmuebles es sinónimo de invertir en nosotros mismos, en nuestra familia... crear un hogar)  y como muestra de seguridad (es un techo donde cobijarme y una inversión que el día de mañana podré vender en caso necesario para cubrir mis espalda y las de toda mi familia).

El desesmpleo prolongado puede tener un gran impacto en las personas a nivel económico, pero sobre todo a nivel anímico y emocional. Cuando pasan largos periodos de tiempo sin que la persona pueda acceder al mercado productivo-laboral, enviando su Curriculum Vitae a cientos de empresas sin respuesta alguna, apuntándose en listas en las que nunca se recibe llamada alguna, pensando que cuanto más tiempo pase, menores probabilidades de encontrar trabajo... se puede producir el denominado "Síndrome de Invisibilidad".
La persona que lo padece sienten que "nadie la ve", que puede pasar por la ciudad sin que nadie se percate de su presencia o de su posible contribución, percibe que todo sigue funcionando sin ellos... La sensación de fracaso y derrota produce una alienación de la pesona que mina su autoconcepto; no se siente realizada, no se siente valorada por ello...

Si la persona no es capaz de gestionar adecuadamente todos estos sentimientos negativos y afrontar la situación de una manera adaptativa, pueden aparecer pensamientos negativos ( generalmente creencias distorsionadas) relacionados con su incapacidad personal. Cambios en su status quo que pueden afectar a la percepción de sí mismo, de los demás y del mundo que los rodea...
Todo ello puede derivar en trastornos depresivos, de su estado de ánimo, trastornos de ansiedad...
 
¿Pero de ahí a llegar a suicidarse no hay un cuanto?
El suicidio es un fenómeno en el que intervienen múltiples factores. El deshaucio puede que actúe como factor precipitante. La pérdida de la seguridad (que nos aporta el hogar, como extensión de nuestro desarrollo personal) no deja de ser un hecho traumático para las personas.
Pero es lógico que no es la única causa. Deben existir otros factores predisponentes de base, que lleven a una persona a actuar de esta manera.  Entre ellos estaría el grave problema psicológico y/o psiquiátrico o la fuerte presión y estrés al que se ha visto sometida últimamente, que ya ha entrado en fase de agotamiento tanto físico (de las defensas naturales de nuestro organismo) como anímico y emocional.
En esta espiral autodestructiva en la que se ven inmersas, no hay mayor riesgo que llegar al convencimiento de que ya no queda nada que perder. 
Además del aplazamiento o suspensión provisional de la banca a ejecutar los deshaucios a la espera de que actúen el gobierno (que parece no tener ninguna prisa en tomar las medidas oportunas), a parte de la necesidad urgente de reformar la ley hipotecaria, deberíamos mejorar el acceso al sistema sanitario en materia de salud mental con la única intención de prevenir consecuencias desastrosas. Porque me pregunto yo, ¿creen ustedes que una persona a la que están a punto de deshauciar va a tener recursos económicos para poder ir a un psicólogo/ psiquiatra privado? ¿No verdad? Pues no quiero hablar de la saturación que existe en los equipos de Salud Mental Pública pues sería meterme en camisas de once varas... pero lo que no es lógico es que estos facultativos se vean obligados (por falta de medios, por falta de tiempo, por falta de recursos...) a enviar a casa a una persona con un alto riesgo de suicidio, recetándola el tranquilizante/antidepresivo oportuno (que si quiere se lo tomas según las indicaciones médicas o toda la caja de golpe).   Por favor, reflexionemos acerca de las consecuencias psicológicas y personales de un problema que debería formar parte de la responsabilidad social, del sistema político, del sistema bancario y en general de toda la sociedad.


María Álvarez Gil - Psicóloga Colegiada Nº O-02349
MARGIL Psicología

Web: www.margilpsicologia.com
Blog: http://margilpsicologia.blogspot.com
Facebook: http://www.facebook.com/MargilPsicologia


Artículo inspirado en base a:
http://www.diariosur.es/v/20121111/malaga/responsabilidad-social-20121111.html
http://conlapsiqueaotraparte.blogspot.com.es/2012/11/crisis-economica-quien-habla-de-sus.html

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