Dislexia: signos de alarma

Pauta para la detección de indicadores de dislexia

Alejandro es un niño de nueve años muy alegre y soñador.
Cursó la educación infantil sin problema alguno pero, al llegar al primer año de la escolaridad primaria, comenzó a presentar algunas dificultades para seguir el ritmo en el aula.



Ante la alarma de los profesores, sus padres se volcaron en acompañar y supervisar el proceso de aprendizaje de la lectoescritura, ayudándole con las tareas escolares y estimulándole frecuentemente en su vida cotidiana. Parecía que este apoyo ayudaba enormemente al niño. A pesar de ello, durante el segundo ciclo de la escolaridad básica, se pudo apreciar que Alejandro aún no leía con la fluidez que la que lo hacían sus compañeros, y la diferencia respecto a éstos no parecía disminuir sino aumentar. A finales de este curso académico seguía sin leer fluidamente y le recomendaron a sus padres que hicieran una consulta con un psicólogo o psicopedagogo.

El diagnóstico surgido a partir de la intervención del profesional fue dislexia, un trastorno del desarrollo del sistema nervioso central que dificulta la adquisición de la lectoescritura.




Alejandro, o "Álex" como le gusta que le llamen, tiene buena relación con sus compañeros, es buen deportista y aprende con facilidad todo tipo de información a la que no se accede a través de la lectura. Ese es uno de los signos más característicos de la dislexia: su especificidad.
La dislexia es un trastorno específico. Eso quiere decir que solo se afecta la adquisición de la lectoescritura o la resolución de actividades que la involucran (seguir instrucciones escritas por ejemplo); típicamente sin que se afecten habilidades socioemocionales y otro tipo de aprendizajes académicos (como las matemáticas por ejemplo).

Cuando a Álex se le otorga posibilidad de dar respuesta a las tareas académicas de manera oral, su nivel de rendimiento es mayor al que se aprecia cuando lo hace de manera escrita. Cuando se le leen las consignas responde más favorablemente que cuando las lee él y necesita tiempo extra para terminar las actividades de aula porque es un poco más lento que sus compañeros, su velocidad de procesamiento se ve afectada a causa de la presencia de la dislexia.


¿Cómo saber si mi hijo tiene dislexia?

En general el diagnóstico de dislexia debe ser hecho por un profesional en psicología o psicopedagogía que pueda documentar la presencia de los criterios de diagnóstico y orientar en relación al tratamiento necesario.
Es importante saber que todos los trastornos del desarrollo pueden cursar con dificultades asociadas a la lectoescritura y lo que debemos considerar para pensar en dislexia es que todo el resto de las áreas del desarrollo están desplegándose de acuerdo a lo esperado para la edad cronológica. De ahí la especificidad de la que hablabamos anteriormente.

En la educación infantil:
No es posible hacer diagnóstico de dislexia hasta que los chicos reciben instrucción específica para aprender a leer y escribir. Sin embargo el profesional rastreará antecedentes característicos de la dislexia:
- Dificultad para aprender con facilidad canciones del jardín de infancia
- Dificultad para cristalizar el aprendizaje de nociones temporales y secuencias
- Menor incremento de vocabulario que el esperado en chicos de su edad
- Dificultades asociadas a la grafomotricidad
- Dificultad para retener información verbal
- Dificultad de memoria inmediata (de trabajo) verbal
- Menor velocidad de procesamiento durante la realización de actividades de aula


 En primaria; primer y segundo curso (o más allá, especialmente cuando no se ha intervenido profesionalmente):
- Dificultad para aprender y diferenciar el nombre y el sonido de la letra
- Dificultad para afirmarse en el conocimiento de letras que pueden expresarse en más de un sonido
- Dificultad para identificar letras que se dibujan parecido (b y d) o que suenan parecido (c y s)
- Inversión en la lectura y escritura de letras y palabras (b x d , sol x los)
- Sustitución en la escritura y escritura de palabras (el x le, casa x saca)
- Dificultad para copiar de la pizarra, no llega a terminar de copiar y quedan incompletas las actividades
- Menor velocidad de lectura que la esperada para chicos de su edad
- Lectura silabeante, entrecortada
- Menor capacidad para retener en la memoria la información del texto
- Dificultad para aprender rimas y poesías o cualquier aprendizaje verbal que tiene que ocurrir de memoria
- Dificultad para aprender las tablas de multiplicar


Fuera de la escuela

- Demuestra menos interés por actividades que involucran letras (no tiende a leer carteles en la calle ni intenta leer los titulare del periódico o de un libro mientras un adulto lo hace)
- Puede presentar alguna dificultad para memorizar nombres de personas o personajes o sustituir una palabra por otra al hablar
- Tiene un familiar directo (tío, padre, hermano, etc.) que es disléxico o tuvo antecedentes de dificultades con la lectoescritura
- No muestra dificultades en otro tipo de tareas y situaciones, la dificultad solo se hace evidente cuando la lectura o escritura están de por medio

Frente a la presencia de algunos de estos signos de manera aislada no es necesario preocuparse, muchos de ellos se ven en chicos que no presentan trastorno lectorescritor. Por otra parte es importante destacar que no toda dificultad de lectura es producto de la presencia de una dislexia.
La intervención profesional es indispensable, tanto para hacer el diagnóstico como para orientar el tratamiento de la dificultad. Cuanto más temprano sea detectado el trastorno y antes se oriente su rehabilitación, mejor será el pronóstico a futuro.


MARGIL Psicología
María Álvarez Gil - Psicóloga Colegiada Nº O-02349

Web:
www.margilpsicologia.com

Blog: http://margilpsicologia.blogspot.com

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