Tics: ¿Cuándo debo preocuparme?

Cuando Tomás empezó el segundo año de educación infantil, sus padres notaron que parpadeaba con más frecuencia de lo normal. A medida que avanzaba el año, comenzó a carraspear notablemente y, en ocasiones con tal intensidad, que motivó una consulta con el pediatra primero y el alergista después.







No fue hasta fines de la etapa preescolar que apareció un movimiento hacia atrás y brusco de la cabeza que llamó la atención de sus padres con preocupación. Tiempo después comenzó a agacharse cuando pasaba por las esquinas sin que pudiera dejar de hacerlo, o explicar por qué tenía la necesidad irrefrenable de sostener tal acción. Sus padres acudieron a la consulta con un neurólogo infantil quien determinó la presencia de un trastorno de Tourette, un cuadro asociado al neurodesarrollo que tiene como síntomas típicos los tics.



¿Qué son los tics?
Los tics son movimientos o vocalizaciones involuntarios y espasmódicos que típicamente se repiten y muchas veces se asumen como gestos o formas típicas de reaccionar. Pueden ser motores (parpadear, guiñar el ojo, acomodar el flequillo, inclinar la cabeza, llevar la cabeza hacia atrás, fruncir la nariz, levantar los hombros, morderse las uñas, levantar una pierna, etc.) o sonoros (vocalizaciones y/o ruidos, carraspeo, ruidos con la nariz, palabras reiteradas, frases repetitivas, etc.).
Algunos son extremadamente comunes y observables como el parpadeo. Otros menos frecuentes y más llamativos como el agacharse durante el caminar.

¿Cuál es su causa?
Durante muchos años se asoció la causa de los tics a variables emocionales.
Ello ocurrió posiblemente por influencia de dos cosas: los tics aumentan frente a situaciones de estrés y aparecen en situaciones en las que la persona está o se siente emocionalmente vulnerable, teóricos psicoanalistas los definieron como expresión de conflictos inconscientes asociados a la sexualidad.

Hoy sabemos que los tics evidencian fallas en el funcionamiento refinado de redes de neuronas que unen regiones corticales y subcorticales del cerebro, y que no representan el lenguaje del inconsciente.

También sabemos hoy que están directamente vinculados a variables genéticas y que es frecuente que haya chicos que tienen tics en familias donde los tics son un fenómeno conocido (de hecho, muchas veces, ello hace que sean tomados con absoluta naturalidad).


Tomás presenta un problema digno de atención clínica, sin embargo, no todos los tics requieren intervención profesional.
Existen personas que tienen tics aislados que no implican sufrimiento o malestar alguno y conviven con ellos sin ningún tipo de conflicto.

El problema comienza cuando los tics facilitan que aparezca malestar emocional, físico o social. Cuando son extravagantes facilitan que la mirada de los otros se torne incómoda. Cuando son intensos y pueden provocar malestar físico. Cuando son vocales y ruidosos y pueden generar malinterpretaciones (muchas veces se acusa a los chicos que tienen tics de molestar con los ruidos de manera intencional; en clase, por ejemplo).

A veces existen tics aislados que se observan en trastornos del desarrollo como el Autismo o la discapacidad intelectual. Otras, se dan de manera aislada en chicos o adultos que no tienen patología alguna. En ocasiones, son la expresión más visible de un problema que tiene nombre: el trastorno de Tourette.
 
El trastorno de Tourette es una patología del neurodesarrollo que cursa con tics, dificultades atencionales e ideas obsesivas como síntomas típicos. Requiere intervención profesional y puede representar un problema de alto impacto para el nivel de funcionamiento. Puede cursar con problemas de aprendizaje y rendimiento académico que requieren también intervención.

¿Qué consulta debo hacer?
En líneas generales y por influencia de viejas teorías psicoanalíticas, es común que frente a la presencia de tics se haga una consulta psicológica. En muchos casos, el psicólogo tiende a dar una interpretación emocional a los tics y las dificultades asociadas a su presencia quedan sin atención.

En los casos en los que, como Tomás, los tics son múltiples, vocales y/o motores, aparecen y desaparecen o se modifican con el tiempo y suelen acompañarse de ideas o creencias obsesivas o que parecen bizarras, la consulta recomendada es con un neurólogo o psiquiatra infanto-juvenil que debe confirmar o descartar la presencia de un Trastorno de Tourette.

Tras el diagnóstico adecuado, el psicólogo podrá diseñar la intervención psicológica más adecuada para el caso en concreto.

Además es importante asegurarse de que no aparecen como consecuencia de otros problemas neurológicos y ello no puede hacerse en otra consulta más que la médica.

¿Cuál es el tratamiento?
Luego de la consulta y gracias a la exploración médica, los padres de Tomás comprendieron conductas que antes no tenían para ellos explicación. Tomás cuenta hasta diez antes de entrar a la bañera y si se lo interrumpe necesita comenzar de nuevo. Tiene rituales puntuales a la hora de ir a dormir y al comer (nunca mezcla puré con la carne por ejemplo, necesita comer primero uno y luego el otro), y es reportado como desatento e inquieto por sus docentes.

El equipo de profesionales que recibió la consulta indicó para él abordaje psicopedagógico para prevenir el fracaso escolar y psicoterapia cognitiva conductual para atender los tics más invalidantes (como las sacudidas de cabeza) y las creencias obsesivas que tanto lo limitan.

El tratamiento del Tourette es interdisciplinario y requiere se atienda a la necesidad de asistir a los chicos en sus aprendizajes.

Los tics son un fenómeno común durante la niñez que pueden no representar problema alguno. Simplemente pueden estar asociados al proceso normativo de desarrollo infantil, y tal y como aparecen un día, dejamos de verlos al poco tiempo.

Entonces, como padre/madre ¿Cuándo debo de preocuparme?
 La clave que personalmente daría a lo padres es obervar si los tics afectan a otras áreas de la vida del niño; por ejemplo, si suponen un problema en la interacción social con otros niños, si le afectan en su rendimiento acedémico o interfieren en su práctica deportiva habitual. La recomendación es observar el curso de expresión de los tics.
Cuando aparecen y desaparecen, modifican su expresión, son motores y vocales y se acompañan de distracción e inquietud o ideas obsesivas, necesitan atención profesional puntual.

Y por útimo, la regla general a tener en cuenta:
A precoz detección y temprana atención, mejor pronóstico. A la menor duda, no demore la consulta.


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MARGIL Psicología
María Álvarez Gil - Psicóloga Colegiada Nº O-02349
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Publicado en: http://es-us.mujer.yahoo.com/blogs/mundo-mama/tics-cu%C3%A1ndo-preocuparme-224324819.html#more-id

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