"¿A quién?"....ummm... ¡Ah! se refiere usted al crónicamente interesado y comprometido que siempre está diciendo: "¡Qué mundo más fascinante y estimulante en el que vivimos!,¡Qué privilegio y maravilla el poder estar vivo!, ¿Cómo es posible que alguien pueda aburrirse con la exuberante variedad de estímulos que nos rodean en nuestro día a día?"...
Sí, a ese tipo de personas (que me recuerdan a nuestro maestro E. Punset).¡Qué afortunados que son!
¡No saben lo que es aburrirse soberanamente!
Yo, personalmente, estoy de acuerdo con el filósofo francés Albert Camus, quien dijo en uno de sus libros:
"La verdad es que cada uno de nosotros está aburrido, y se dedica a la cultivación de hábitos. "
Tal vez, decir "cada uno" podría ser una leve exageración, aunque algunas estimaciones de estudios científicos, en prestigiosas universidades, sugieren que aproximadamente el 50% de las personas, a menudo, se sienten aburridas. Y presiento que éstos estudios se realizan con adultos, pues en el caso de los adolescentes estas estimaciones definitivamente estarían subestimadas.
Y es que el aburrimiento no debe ser tomado a la ligera. Existen pruebas que indican que los que están aburridos, con mayor probabilidad mueren antes que los que no lo están (Britton y Shipley, 2010). También, los pilotos de compañías aérea que están aburridos frecuentemente, cometen más errores, al igual que el personal militar de manipulación nuclear en Estados Unidos. Los autores de estos estudios afirman que por aburrimiento se puede llegar a cometer negligencias que ponen en peligro nuestras vidas.
Los psicólogos se han centrado en identificar los síntomas asociados a la experiencia de aburrimiento (Eastwood et al., 2012). Entre ellos:
- Frustración: La incapacidad para implicarse en una actividad interesante o que nos satisfaga, hace que percibamos la situación como realmente frustrante.
- Sin significado: Todo parece sin sentido. El aburrimiento nos hace dejar de estar focalizados y crea una verdadera crisis existencial: ¿usted quiere gritar?, ¿quiere comer,? ¿no sabe qué comer?, ¿no sabe qué le apetece?, ¿no sabe si ver la televisión?, ¿salir a pasear?... Hacemos cosas diferentes y probamos rituales sin sentido tan sólo por intentar distraernos y "desaburrirnos" pero que al no tener sentido ni significado alguno, no consigen satisfacernos...y volvems al punto inicial: frustración.
- Entorno aburrido: el sentimiento de que todo y cada uno a nuestro alrededor es o está aburrido.
Aquí te presento tres simples estrategias psicológicas que las personas emplean espontáneamente para combatir el aburrimiento (Nett et al., 2009):
- Revalore: mentalmente trabaje para aumentar el valor o la importancia de la situación o la actividad.
- Critique: analice los puntos débiles de la situación y modifíquelos para disipar el aburrimiento.
- Evádase: distráigase con otras actividades.
Desde luego usamos todas estas estrategias en varios y diferentes momentos de una manera automática, apenas sin ser conscientes de que las estamos empleando. Sin embargo, hay situaciones de aburrimiento, en las que tal vez, necesitemos ser conscientes de las mismas, y activamente implicarse en llearlas a cabo.
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María Álvarez Gil - Psicóloga Colegiada Nº O-02349
Web: www.margilpsicologia.com
Blog: http://margilpsicologia.blogspot.com
Facebook: http://www.facebook.com/MargilPsicologia
Estimada amiga: Me parece muy interesante el post, sobre un tema tan importante.
ResponderEliminarSe me ocurre que dentro de la revalorización debemos incluir el aspecto de nuestra responsabilidad personal. Cada uno de nosotros somos únicos, y todos tenemos algo que podemos aportar al bien común y a la sociedad y que nuestros prójimos necesitan, e incluso es nuestra obligación (sé que a los psicólogos no os gusta mucho este concepto) ponerlo a disposición de los demás y de la comunidad.
Si aumentamos nuestro compromiso con el prójimo, la experiencia me dicta que no nos aburriremos.
Un muy cordial saludo
Gracias por la información es muy interesante e instructiva!
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