Cómo enfrentarse a la crisis de la mediana edad


 

La crisis de la mediana edad se suele presentar en la mitad del promedio de vida de una persona, es decir, alrededor de los cuarenta años.
Es importante conocer la forma de vivir esta etapa con alegría. Saber afrontarla es la clave para salir victoriosos de esta difícil etapa.




A medida que va pasando el tiempo, el ser humano va desarrollando su madurez física e intelectual. Para algunas personas, alcanzar la cuarentena puede ser sinónimo de despedirse de la juventud.

Una de las crisis vitales más complicadas puede llega en torno a los cuarenta años, lo que se suele conocer como "la crisis de la mediana edad".
 En muchos casos, las responsablidades han superado a los sueños y aspiraciones personales que se creían alcanzables anteriormente. Se entra en un momento de introspección muy importante para el ser humano donde se analiza el pasado desde la perspectiva de nostalgia y se piensa en el futuro, desde la inseguridad que provoca el desconocimiento.
Sin embargo, la crisis de la mediana edad, que para algunas personas llega como una maldición, tiene una serie de potenciales ventajas nada desdeñables. Saber afrontarla es la clave para salir victoriosos de esta tormentosa etapa.
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Punto de partida: Reconocimiento de los logros conseguidos
En primer lugar, lo que hay que tener en cuenta son los síntomas que se van haciendo notables a medida que comienza una crisis. Algunos de estos aspectos pueden ser el incremento del cansancio, desilusión, tristeza, cambios bruscos de ánimo, fácil irritabilidad y la tendencia al aislamiento y a querer estar solo.

Una vez identificadas estas señales hay que tomar cartas en el asunto.
Lo que se recomienda en estos casos en los que empiezan a notarse los síntomas de la crisis de la mediana edad, es hacer una listado completo de todos los logros que se han alcanzado a lo largo de la vida y de los objetivos que se quieran lograr en el futuro, porque es imprescindible ser conscientes de que aún queda mucho futuro por delante.

La evidencia de que se está envejeciendo puede que distorsione la realidad, más aún cuando nos damos cuenta de que al llegar al ecuador de la vida, se han tenido que asumir determinados sacrificios. Ser consciente de lo que se ha ganado no sólo supone un buen ejercicio para la autoestima, sino que es una muestra de respeto hacia uno mismo que se proyectará entre aquellos con los que se convive.

Aunque el resultado de este momento de introspección sea valorado negativamente, debemos ser conscientes de que lo cierto es que muchos triunfadores alcanzaron el éxito a edades tardías, hecho que debería ser motivo de reflexión. Puede que utilizar las frustraciones y sueños rotos para conseguir nuevos objetivos transforme una etapa conflictiva en el periodo más beneficioso.

Puesta a punto en las relaciones personales
Otro de los factores que suele motivar la aparición de una crisis vital a la mediana edad es el denominado "síndrome del nido vacío" y se da cuando los hijos suelen abandonar el hogar familiar con la finalidad de independizarse, ir a estudiar o a trabajar a otra ciudad o empezar a convivir con sus parejas. La casa se queda vacía, el rol de cuidadores que antes se ejercía de manera más explícita y directa, se mitiga. La persona debe cambiar su status quo, tal vez sus rutinas, tal vez su dinámica familiar.
Visto desde otra perspectiva; lo positivo de este hecho es que aparece la posibilidad de dedicarle más tiempo a la pareja o a uno mismo. Del mismo modo, se pueden retomar relaciones sociales o de amistad que se había dejado de lado durante los años de la crianza.

Ampliar su entorno social puede ser una buena estrategia. Esto lo podrá conseguir a través de la realización de nuevas actividades. Quizás sea el momento perfecto para apuntarse a las clases de baile que siempre deseo, o decida realizar un voluntariado social, comenzar a viajar, apuntarse a un partido político o colaborar con alguna parroquia. No importa el contexto; más bien lo elige usted en función de sus gustos, aficiones y metas personales. Lo importante es que no se aisle; debe percibir el cambio de situación como una oportunidad para ampliar o variar sus contactos sociales y a la vez, hacer cosas que siempre le han interesado o llamado la atención, pero que por falta de tiempo no había podido realizar con anterioridad.



Si su rutina cotidiana no le permite a día de hoy disponer del tiempo necesario para comenzar a hacer nuevas actividades o incrementar sus relaciones sociales, al menos, analice cuáles son sus objetivos a lograr en un futuro y téngalos presentes.

Autoconocimiento y reflexión
En este punto, le recomendamos escribir todos los aspectos positivos de su persona, incluyendo todas sus cualidades, capacidades y los recursos con los que se cuentan en ese momento. Luego, se enumera todo aquello que se quiere dejar por completo, pueden ser aptitudes, vicios, cosas o personas y, además, todo aquello con lo que se quiere quedar y las cosas que desea conseguir.

Para superar las crisis de la mediana edad hay que hacer un completo análisis de lo que se quiere cambiar, establecerse metas y un plazo de tiempo razonable para cumplirlas; de esta manera se van a adquirir nuevos retos y responsabilidades.

Verse bien = Sentirse bien
Cuando se alcanza determinada edad, los hábitos de vida sedentarios y la comodidad de determinada rutina culminan en una mayor despreocupación por mantenerse en forma. La tan repetida frase de "Men sana in corpore sano" se materializa en la siguiente premisa: Si te ves bien, te sentirás bien.
La crisis de la mediana edad puede ser el detonante para que se empiece a practicar deporte o a ir al gimnasio. Es recomendable, por supuesto, no obsesasionarse con el deporte o las calorías; sino más bien adoptar pautas o hábitos de vida saludables.

La capacidad de aprendizaje es otra de las asignaturas pendientes que se pueden retomar a estas edades. Aprender ese idioma para el que nunca se tuvo tiempo, dar clases gratuitas de informática o apuntarse a un curso de pintura creativa son algunas de las muchas opciones para autorrealizarse culturalmente.

Últimos aspectos a tener en cuenta
Con todo lo anterior, se va a lograr encontrar una razón de ser y se van a establecer retos, que son una de las cosas que más estimula al ser humano para conseguir sus metas. Es importante mantener en todo momento pensamientos positivos y aptitudes de optimismo.

Los mecanismos de defensa que inicialmente puedas poner de manifiesto, para no encarar la crisis de la mediana edad, sólo suponen un bache para un momento tan importante de introspección en tu vida.

Tarde o temprano, y por mucho que uno se resista, se llegará a comprender que la tan temida crisis de la mediana edad simplemente sirve para entender que los cuarenta años es el ciclo de mayor capacidad de productividad del ser humano y, aunque se sea consciente del proceso de maduración física, es la etapa ideal para darle un giro completo a nuestra vida y para disfrutarla con plenitud en la dirección que tras nuestra reflexión, hayamos decidido.

La solución está en tus manos.


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MARGIL Psicología
María Álvarez Gil - Psicóloga Colegiada Nº O-02349
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