Estrés económico en nuestros hijos


Los problemas de los niños, son tan importantes como los de los adultos y no deben pasar inadvertidos.




En estos días, es difícil no encontrar personas que viven sometidas a constantes presiones laborales, familiares, sociales o económicas y cualquier detalle que se salga de la rutina o genere un problema adicional, desencadena tensiones que ocasionan estrés y fuertes depresiones que afectan la salud integral. Y es que estas situaciones, por cotidianas que parezcan, logran romper con el equilibrio emocional y físico de las personas, ya que se presentan como circunstancias de las que no se tiene el control inmediato o que se suman a la serie de problemas que ya se tenían aún sin resolver.
Pero aunque pudiera creerse que el estrés sólo afecta a los adultos, se ha comprobado que los niños y jóvenes también lo sufren y que las consecuencias pueden ser muy graves a nivel físico y psicológico, aunque lo eventos que lo producen no solamente sean negativos, sino también gratos e inesperados. Sentirse tensos o preocupados es normal en la vida de todas las personas, pues el proceso de crecimiento y la adquisición de nuevas experiencias trae consigo cierto grado de presión, pero cuando éstas superan la capacidad para afrontarlas y generan ansiedad, aparece el estrés.
Los niños son más vulnerables en el aspecto emocional que los adultos, quizá porque no comprenden todavía el por qué de muchos eventos y porque deben lidiar con muchas exigencias a las que los adultos damos poca importancia o no nos damos cuenta de ellas, haciendo que sus fuentes de estrés provengan de los lugares y circunstancias que deberían darles más seguridad. Presiones escolares, exigencias de los padres, problemas con sus amigos, pleitos, separación o divorcios de sus padres, enfermedades familiares, muerte de algún ser querido, cambio de escuela o casa, retos en los deportes y juegos, presiones por el tiempo de los padres, ruido, noticias del mundo y enfermedades, son algunas de las causas de estrés entre los niños y niñas que pueden perjudicar de manera importante su salud y su desempeño escolar así como sus relaciones familiares sobre todo con sus padres, familiares y amigos.
El asunto es más importante de lo que se piensa, ya que los niños ahora están viviendo una infancia llena de información que les es difícil de procesar y comprender, plena de violencia que les impide desarrollarse libremente sin temores, con exceso de responsabilidades y demandas ante una sociedad muy, pero muy competitiva que exige cada día más de ellos y ellas para que puedan salir adelante.
Otros problemas severos se originan por los problemas económicos que les afectan y por la cada vez menos disponibilidad de ambos padres para atenderlos, por la necesidad de trabajar y solventar los gastos de manera conjunta, lo que los lleva a sentirse solos e impotentes muchas veces para resolver sus problemas. El riesgo es grande y puede manifestarse por medio de rebeldía, aislamiento, desarrollo de adicciones, enfermedades severas y hasta de suicidio, que lamentablemente se ha incrementado en niños y jóvenes de forma alarmante en los últimos años.

Si bien no es fácil cambiar muchas de las actividades y compromisos contraídos, sí podemos ayudar a los niños y niñas a combatir el estrés para que no se sientan presionados con facilidad, haciendo lo siguiente:
- Hacer que el tiempo que estemos con ellos sea de calidad y no tanto de cantidad.
- Mantener una actitud positiva pensando que todo tiene solución. El sentido del humor es un factor protector muy importante, sobre todo durante los primeros años de vida.
- Buscar espacios para distracciones y no encerrarse en los problemas, mucho menos compartir con los hijos los que solamente competen a la pareja.
- Establece un estilo de vida saludable, buena alimentación, hacer ejercicio, descansar, evitar el consumo de tabaco, bebidas alcohólicas y otras drogas.
- Cuando haya episodios de estrés, evitar la ingesta de cafeína , chocolate, sal y alimentos ricos en grasas.
- Procurar que el ambiente familiar esté libre de ruidos estresantes.
- Escuchar a los niños y dar importancia a sus problemas, estableciendo juntos las posibles soluciones, para que sientan que son capaces de enfrentarlos.
- No compartir con ellos los problemas económicos, pero sí enseñarlos a ahorrar, a racionalizar lo que se tiene y evitar las compras de “caprichitos”, como un medio de corregir la “culpa”, por la falta de tiempo con ellos.

Esta es una revelación bastante obvia; por supuesto que los niños sienten estrés cuando sus familias están pasando por problemas económicos.  Pero, como a los científicos les gusta hacer, se han hecho estudios sobre este obvio hecho.  Nuestra reciente recesión ha causado preocupación en casi la mitad de los niños de entre 13 y 17 años de edad (de acuerdo con la Asociación American de Psicología); ellos dicen que se encuentran “más preocupados este año de lo que estaban el año pasado.” 
Un artículo en la revista Psychology Today (Psicología Ahora) de este mes reporta que mientras los adolescentes verdaderamente se encuentran preocupados por la economía, solamente el 28% de sus padres pensaron que ellos se estaban preocupando más de lo usual.  Los padres, al parecer, están subestimando el efecto que estos tiempos económicos apretados están teniendo en sus hijos.  Los niños, al parecer, están cargados de ansiedad sobre algo de lo que no pueden hacer nada al respecto pero sobre lo que sus padres tienen el poder de clarificar y de alguna manera ayudarles a sentirles un poco mejor hasta cierto punto.
  

   

Sé honesto: 

El consejo que Psychology Today da es simple.  Habla con tus hijos acerca de tu situación financiera de manera que ellos puedan entenderla

 

Se honesto pero no digas nada que no sea necesario decir.  
Por ejemplo, es necesario saber y entender , por adelantado, las razones por las que hay que mudarse a una casa más pequeña o un departamento, pero probablemente no es importante el explicar el porqué no vas a ir a Disneylandia este verano; un simple “No tenemos el dinero” es suficiente.

La verdad es que cuando no hay dinero todos los miembros de la familia son afectados.  Imagínate el estrés que sientes cuando tu fuente de ingresos es reducida y tu poder de compra es menos – y tú tienes todos la información y la habilidad de hacer algo al respecto.  Los niños se sienten indefensos cuando cosas malas ocurren.  Ellos también perciben la depresión radiante y los cambios de humor de los padres.  Un buen comienzo, para aliviar esta presión, es el que los padres sean más abiertos con sus hijos con respecto a lo que está ocurriendo.  Los niños pequeños no pueden hacer nada al respecto, pero al menos  no se van a sentir tan aislados e indefensos.  
   

Qué tanto hay que decir:  

   
Cuando yo era niño era inaceptable en que yo le preguntara a mi papá cuánto dinero ganaba y cómo se encontraba nuestro estado financiero.  Yo recuerdo que él se enojó conmigo las pocas veces que le pregunté acerca de esto, y yo nunca entendí porque.  Yo no sé por qué es importante.  Mis hijos, en contraste, saben perfectamente bien cuánto pagamos de renta y cuánto dinero ganamos.  Ellos saben cuál porcentaje de nuestro dinero es dedicado a nuestros gastos y cuánto dinero nos queda para comprarles juguetes y diversión.  Tal vez solo sea yo pero yo no creo que haya nada malo con esto.  Hasta la fecha nadie ha podido explicarme satisfactoriamente por qué es malo el darles información financiera a los niños.  Yo no les digo que estoy preocupado o que algo terrible ha ocurrido, simplemente les doy los números y ellos hacen las cuentas.  
   

El dinero no crece en árboles:  

   
Un padre afectado nos relata: "El año pasado, cando bruscamente empobrecimos, los niños también lo sintieron a su propia manera.  Primero nos tuvimos que mudarnos a una casa más pequeña y sin el patio grande que solíamos tener, cuando la situación se puso peor, ellos tuvieron que pasársela sin comprar juguetes nuevos.  Yo estaba impresionado con la buena manera en la que ellos manejaron la situación, y lo atribuyo al hecho de que ellos ya sabían de la situación.  Si ellos hubieran creído que el dinero simplemente de la nada llegaba cada mes entonces la súbita revelación hubiera sido devastante.  Pero mis hijos saben qué es lo que hacemos para ganar dinero, y ellos saben que la situación cambia cada mes.  Si tenemos un mes malo entonces no podemos comprar todas las cosas que queremos".  

Cuando yo era niño mis padres no fueron tan honestos conmigo.  Ellos me mantuvieron aislado, pero eso me hizo ingenuo.  Aislamiento e ingenuidad no es una manera de pasar la vida.  ¿En qué momento una persona debe aprender acerca de las altas y bajas de la vida?  ¿Cuando el crédito en su tarjeta vuela fuera de control porque nunca aprendió que un ingreso menor significa gastar menos?  Es mejor ser realista ahora para que los niños no esperen, al crecer, una constante mejora en el estilo de vida, desprovistos de una manera de pensar realista y responsable.  El tener la información ahora ayuda a los niños a no malgastar cuando sean grandes.  

  
   
Una situación económica apretada no es cuestión de burla.  Es algo que afecta a toda la familia y es una situación que produce seria preocupación.  No hay razón por la cual dejar a los niños en la obscuridad.  Los niños, siendo inteligentes, probablemente saben mucho más de lo que les damos crédito.  

¿Por qué no cortar esa ansiedad de raíz al voluntariamente proveer a los niños con información relevante por adelantado?  Ellos pueden vivir con la información.  Con lo que no pueden vivir es tus miedos proyectados.  Pero el miedo y la información son dos cosas completamente diferentes.


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MARGIL Psicología 
María Álvarez Gil - Psicóloga Colegiada Nº O-02349
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